Bon vivant

domingo, 21 de julio de 2019

La Música y la música

La Música y la música


No fui llamado por el camino de la disertación y la verborrea. Para eso ya llegó antes que yo Don Mario Moreno “Cantinflas”. Ni tampoco lo fui por el camino de la prédica y el adoctrinamiento: la caterva de la política, con su maldad o su ignorancia, ya se afana por ocupar esa avenida hacia la autodestrucción. Mis opiniones son mías e intransferibles y líbreme Dios de intentar siquiera convencer a alguien sobre cualquier tema: atrás quedaron los tiempos de la actitud dogmática. Así que, en lo referente al ámbito musical, voy a ser directo y simple: existe la Música, la música y el ruido. Sobre las dos últimas no voy a gastar muchas más palabras de las que dejo aquí escritas. Allá cada cual con sus oídos y su cerebro. Sólo añadiré que existiendo la catedral de Burgos y las Pirámides, no me interesa hablar sobre el chamizo del tío Paco. En cuanto a la Música, sólo me interesa la Obra Maestra. De cualquier estilo. Porque la Obra Maestra no sólo está en la música clásica, en el jazz o en los tam-tam de los aborígenes de Nueva Papúa. No. Considero que pensar así es un error (o una incapacidad) tan abominable como (salvo honrosas excepciones) comprarse toda la discografía de… (No diré nombres, de momento). La Obra Maestra aparece en cualquier estilo, desde la clásica hasta el deep house, pasando por el bebop, el funky eléctrico, el flamenco, el disco, el pop, el rock, el tecno pop y todo ese largo etcétera de estilos, y puede ser obra de alguien a quien jamás se le volverá a aparecer la musa y quizá jamás volverá a crear algo digno de ser considerado Obra Maestra. Y eso vale tanto para el cantautor que aún toca en los pasillos de Metro de Madrid (en los del Metro de Barcelona, no sé si la mafia de los manteros y la alcaldía permite tocar a nadie) como para los “grandes”. Pondré un ejemplo: Elton John. El Gran Elton John, alguien que con veinticuatro años es capaz de crear un álbum tan completo como Madman across the water, donde se incluyen, no una, sino varias Obras Maestras como Levon, Tiny Dancer o la propia Madman across the water, es un “grande” capaz de hacer que guarde no menos de quince o veinte temas suyos en mi archivo discográfico. Pero no más. A pesar de que habrá publicado un “qué sé yo” más de temas a lo largo de su vida artística, salvo esos quince o veinte, el resto, como dirían en Montevideo, son pavadas (cagadas en español), fruto de un coctel donde se puede encontrar un poco de éxito, un mucho de interés discográfico-empresarial y un bastante de sordera musical de las masas. Todo eso bien agitado da una larga lista de música absolutamente prescindible en un archivo musical que se precie, lo que no resta un ápice de respeto y agradecimiento hacia Sir Elton John y su talento artístico. Pero la Obra Maestra aparece como el hongo de una bomba atómica sobre una plantación de champiñones: su potencia es tal que opaca el resto de la producción, relegándola a la categoría de simple, como si fuese música de organillero. Apostaría a que a Gustav Mahler le hubiera encantado que la musa que le inspiró el Adagietto de la 5ª Sinfonía en do sostenido, hubiera estado presente las veinticuatro horas de todos los días de su vida.
P.D.: En este blog únicamente se van a recomendar Obras Maestras, de todos los estilos y (casi) todos los tiempos.

P.D.2ª: y ya que hablamos de Mahler y su Adagietto...

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