Bon vivant

sábado, 3 de agosto de 2019

Elogio del ensimismado

Hoy me he levantado de la cama como se levanta uno todos los días, si atendemos al mero hecho de levantarse. En este sentido uno se levanta cada día hasta que un día no te levantas. O quizá ese día te has levantado pero no llegarás a la hora de acostarte, por más que la retrases. Por mis palabras parece que además del mero hecho de haberme levantado he añadido una visión pesimista de la vida del día de hoy, una vida previsible, como siempre son las visiones de la vida, escojas el día que escojas, sean pesimistas u optimistas son, antes que nada, previsibles, nunca seguras, hasta que llegan, si es que han de llegar. Pero aquí estoy, levantado de buena mañana en uno de esos días, parece ser, que uno tiene, en que todo lo ve como recuerdo veía las películas en blanco y negro de mi infancia. No hay motivos aparentes para el pesimismo, es agosto, el mes de las vacaciones y el sol luce radiante. Qué estupidez, decir que el sol luce radiante ! Siempre luce radiante el sol ! Vivimos de lugares comunes, de frases hechas, de palabras automáticas que acomodamos a los diferentes estados de ánimo para evitar pensar demasiado o reprocharnos algo que habremos hecho mal, evitar el vértigo de no encontrar las palabras adecuadas, las frases no hechas, perdernos al salir de los lugares familiares. Es más cómodo seguir los caminos trazados, practicar un día y otro en los lugares comunes del pensamiento, llegar a ser especialistas del pensamiento común. Yo sé por la biología que una especie muy especializada es una especie muy exitosa, mucho más que otras polivalentes. Hasta que las circunstancias cambian y si por aciago azar - salió la frasecita literaria, cómo no!, otro lugar común,  pretencioso este, pero ahí está, ahí queda, como si fuese un escupitajo literario-, si por aciago azar, con las nuevas circunstancias desaparece el objeto de la especialización, la especie tiene muchas probabilidades de extinguirse junto al objeto, muchas dificultades para adaptarse a nuevos objetos si sobrevive, muchas de perder con las demás especies competitivas polivalentes.
El problema de las digresiones es que al final nadie sabe de qué hablas, cómo si siempre tuviésemos que hablar de algo, o que hablando por el mero hecho de hablar, escribiendo por el mero hecho de escribir como se levanta uno de la cama en las mañanas de agosto por el mero hecho de levantarse, haya de hacerse con algún sentido, que inevitablemente lo tenga o tengamos que saberlo!, el problema es que te ves obligado a volver una y otra vez para atrás con tal de tomar el hilo, el problema es que te lea algún simple y tengas que repetirle y repetirle para reconducirle, pero esto mismo es lo que hoy quiero decir, es la forma más apropiada para expresar este desasosiego vacío de un mes vacío, un mes de agosto que luce el sol radiante y es vacaciones y uno se levanta de la cama y se sienta en la silla pensativa sin obligaciones, entregado a la digresión, al ensimismamiento, esa forma vacía y surrealista de producir ideas, una tras otra, al hilo desconocido de alguna evocación cuya existencia no sospechabas y que de pronto se te revela y la aceptas y la llegas a querer al final del día, cuando la tarde cae y te levantas de la silla pensativa para hacer algo, preparar la cena, salir a pasear la noche de verano o cerrar los ojos en la terraza de tu casa o el hotel, sintiendo ya la alegría de mañana, otro día para volver a ensimismarte en la silla pensativa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario